La esperada prueba de la Triumph Speed Triple R

Hay motos así que dan ganas de probarlas, la Triumph Speed Triple es una de ellas para mí. La dura ley del reparto de exámenes había hecho que hasta esta temporada mi examen nunca hubiera sido programado. ¿Buscas una moto de ocasión? Encuentra tu moto segunda mano en concesionario Crestanevada.

Y menos mal que Triumph ha anunciado nada menos que 104 modificaciones de motor para dotarla de un carácter fuerte pero utilizable. Aunque ya había probado su hermana pequeña, la Street, a menudo concluía las pruebas preguntándome qué podía añadir la 1050, así que intentaré responder a ello en esta prueba.

El aspecto es inconfundible, forma parte de la familia Speed y Street Triple con este doble faro rematado por una pequeña toma de aire y un parabrisas. El carenado se reduce a su forma más simple, al igual que la parte trasera, que parece recortada detrás del asiento del pasajero para mostrar mejor los dos silenciadores. En carreteras mojadas, sin embargo, tu espalda o tu mochila saldrán manchadas, lo que no es necesariamente lo más agradable después de conducir bajo la lluvia. Otra parte esencial de la Speed es la llanta de un solo radio con 5 radios dobles.

Las tomas de aire se han rediseñado para ser más agresivas, al igual que el radiador, que ahora es aún más discreto. Los indicadores LED también son nuevos, aunque los delanteros parecen estar bastante expuestos al tacto.

Los retrovisores de los extremos del manillar también son de serie y están bastante bien colocados y tampoco tiemblan demasiado. También se pueden admirar los puentes mecanizados, así como el ancho manillar.

La serie R añade una capa con una cubierta del motor, un guardabarros delantero y laterales del depósito de carbono. El asiento también tiene costuras rojas, del mismo color que las tomas de aire y el lazo del bastidor trasero.

El cuadro de mandos es más que completo: un gran tacómetro analógico a la derecha con un montón de luces y una luz de cambio con varias luces azules en la parte superior, y a la izquierda una pantalla digital que muestra la velocidad, pero también el mapa elegido, un indicador, la marcha engranada, la hora, la temperatura del sistema de refrigeración y, si se desea, datos como los recorridos, el consumo o la autonomía restante. No falta nada.

No hay duda, la Triumph roadster huele a culo y cuando empecemos a hablar de aspectos técnicos, los entusiastas lo agradecerán. La posición sobre la moto es natural y no cansa a pesar de la falta de protección. El pasajero probablemente estará un poco menos contento debido al tamaño del asiento trasero, pero todo depende de tu tamaño. En fin, eso es muy personal, ¡vamos a las tripas de la bestia!

Empecemos por la electrónica que, por supuesto, forma parte del paquete con un ABS desconectable, control de tracción, acelerador ride-by-wire y nada menos que 5 modos de conducción: Rain, Road, Sport, el clásico de serie, pero un poco menos, el modo Track para los que quieran probar la pista y el modo Rider totalmente ajustable. Por supuesto, cada modo influye en el comportamiento del motor y en las ayudas a la conducción. El control de tracción no es castrante y aunque en modo Rain, me pasó más de una vez ver su luz encendida, no estropeó el placer de conducción. En modo carretera, hay que insistir mucho más para que se encienda.

El chasis por sí solo haría palidecer a muchos competidores, con sus 1.435 mm de distancia entre ejes y un peso en seco de 192 kg, la Speed Triple R juega su carta más importante al diferenciarse de la S con suspensiones Öhlins de alto nivel.

Delante monta una horquilla invertida Öhlins NIX30 de 43 mm con rebote, compresión y precarga ajustables, y detrás un amortiguador Öhlins TTX36 con rebote y compresión ajustables.

Si la Street me parecía demasiado dura para el uso diario en nuestras carreteras, la suspensión de esta 1050 R es sencillamente increíble y sopeso mis palabras. No hay gestión electrónica, pero la suspensión del Speed parece adaptarse a todas las circunstancias.

Pocas veces he podido disfrutar tanto de un roadster. En carreteras en mal estado, la horquilla y el amortiguador absorben los golpes sin que el manillar o el asiento se eleven de forma desagradable. Así que puedes conducirlo sin ninguna idea preconcebida de un firme liso como un billar. Y eso no es todo, cuando decides dar un paso adelante, la suspensión te apoya en tu locura. El Speed se pega a la carretera y se maneja como una moto. El jinete manda y ella obedece sin ser nunca tramposa.

Lo peor de todo es que hubo que devolverlo. La Triumph Speed Triple demuestra ser una moto que no es práctica, sino que es realmente muy versátil, sin importar el tiempo o las condiciones de conducción. No se ha escatimado nada durante esta prueba: lluvia (podéis verlo en las fotos, lo que sin duda me valdrá alguna crítica más), temperaturas cercanas a cero, carreteras embarradas (teniendo en cuenta el tiempo, nada sorprendente) pero también momentos en carreteras secas, desde salidas en grupo hasta paseos en solitario (sí, prefiero hacerlo solo).

La Speed Triple R sigue costando más que la Street. La «pequeña» te costará 8.640 euros y la versión RX tiene un precio de 10.090 euros con el cambio rápido de serie pero sin la suspensión Öhlins ni los frenos Brembo. Depende de ti ver si el grande es lo suficientemente bueno y lo mejor que puedes hacer es organizar una prueba de ambos.