En el pasado, el papel del director financiero consistía en garantizar la contabilidad y la información de las actividades pasadas y registrar las transacciones adecuadamente para poder informar sobre lo que había ocurrido en el último periodo (mes, trimestre, año). Hoy en día, los directores financieros se centran más en dar forma a un futuro estratégico y financiero sólido que en contabilizar lo que ocurrió ayer.
Los consejos de administración de las empresas esperan que sus directores financieros sean más analíticos y estratégicos y tengan una visión más amplia del futuro de la organización. Por tanto, las herramientas que necesitan los directores financieros deben permitirles conectarse a fuentes de datos de toda la organización y generar cuadros de mando con información práctica, con la posibilidad de profundizar en los indicadores clave de rendimiento.
La transformación digital se refiere al uso de la tecnología y los datos para rehacer los procesos, no solo convirtiéndolos en versiones digitales, sino mejorándolos o revolucionándolos. Sin embargo, los directores financieros pueden verse inhibidos de la transformación digital por el dilema del innovador: la falta de voluntad para innovar porque puede interrumpir o amenazar flujos de ingresos clave. La pandemia del COVID ha eliminado ese dilema de muchos directores financieros. O bien sus directores generales han iniciado una agenda de transformación digital o bien los competidores les están obligando a digitalizar el negocio. El impacto que esto tiene en los directores financieros cambiará las herramientas que utilizan, les presionará para financiar proyectos de TI y quizás cambie el modelo de negocio. Debido a su papel e influencia dentro de la organización, los directores financieros deberían liderar el proyecto de transformación. Dependiendo de sus habilidades o competencias, pueden hacerlo solos o junto con el director de tecnología.
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