Es lo primero que nos enseñan en la autoescuela: se conduce por el lado derecho de la carretera. Sin embargo, todos sabemos que los británicos circulan en el sentido contrario (y tienen, por tanto, el volante a la derecha en lugar de a la izquierda). Pero, ¿sabemos el motivo? El concesionario Crestanevada nos desvela el misterio.
Todo viene de cuando circulaban los coches de caballos en las calles inglesas. Los cocheros usaban el látigo para manejar a los caballos, y dado que la mayoría eran diestros, eso quería decir que el látigo se movía por la parte derecha del carruaje.
La consecuencia era que frecuentemente el látigo alcanzaba a algún transeunte, por lo que se decidió cambiar el sentido de la circulación, de forma que el látigo no alcanzase a nadie (salvo que se usase justo cuando pasaba en sentido contrario otro coche).
O sea, que somos el resto los que circulamos “al revés”, al parecer por influencia napoleónica, ya que el estratega era zurdo, y prefería que el conductor estuviese a su izquierda.
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