Imagínese que visita la planta de otra persona que utiliza maquinaria mucho más primitiva que la suya. Seguro que se avergonzaría de sus procesos manuales y su ineficacia. Se vería obligado a explicarles que hay una forma mejor. De hecho, puede que estén tan acostumbrados a hacerlo a su manera que ni siquiera se den cuenta de que hay otras posibilidades.
Lo mismo ocurre con los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP). Utilizar un ERP que no está diseñado específicamente para la fabricación de maquinaria y equipos industriales es como utilizar máquinas inadecuadas. Se puede hacer el trabajo, pero cuesta mucho más trabajo y soluciones.
Esta situación es más común de lo que cree y puede deberse a muchas razones. Por ejemplo, en un principio compró un sistema ERP «genérico» o «ligero», pero su empresa ha crecido y el ERP no se ha adaptado a sus necesidades; ha creado integraciones entre aplicaciones y departamentos, pero ahora hay demasiadas integraciones que gestionar, o sigue habiendo lagunas y silos de información; no tiene una única fuente de verdad, por lo que dedica tiempo a intentar dar sentido a datos incompletos en lugar de gestionar realmente su empresa.
El software desarrollado por la industria puede resolver estos problemas. Pero, ¿cómo elegir el sistema adecuado?
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